jueves, diciembre 01, 2005

!QUE BONITO RECITAL!

Hoy al levantarme, me he llevado una sorpresa agradable, al leer el periódico, pues hablaban de mí, sin animo de pedantería ni mucho menos, voy a trancribir literalmente dicho comentario.
Siempre es agradable que comenten de uno, bien o mal, para gustos, colores............

"Siento la necesidad de reseñar este recital de poesía que Roberto Pac ofreció en San Miguel de Foces en Ibieca, simplemente porque toda expresión de arte como ésta, debe ser digna de todo elogio y no la podemos silenciar.De lo contrario, ignoramos al poeta o al artista y no convertinos en enemigos del arte. En una sociedad actual donde la pérdida de valores es una constante, entronizando al dios dinero como dueño y señor. En un mundo deshumanizado donde prevalece la competencia comprometiendo a los valores éticos y morales donde Dios es el gran desconocido. En una sociedad bombardeada de mensajes telemáticos, cibernéticos y cibernáutos, ruidosa y ensordecida.
Bienvenida sea toda manifestación que nazca desde la sensibilidad para ser sentida y captada emocionalmente y por lo tanto:
Bienvenidos sean los que tienen esa sensibilidad creativa como los poetas, que no es más que tener una visión transcendentes de las cosas. Como decía Esquerda Bifet, la belleza sentida en el interior como armonía que sintoniza con todo lo creado, nos permite descubrir un mundo transcendente que el hombre no es capaz de expresar en terminos racionales y que sólo los artistas, los poetas y los místicos lo saben hacer. No es facir crear vínculos entre el público y el poeta para las gentes de a pié, pero usted, Roberto, demostró que la poesía es capaz de provocar algo más que bostezos en esta tarde-noche, ante un templo repleto de gente, sus poemas recitados por su propia voz a Monegros, Guara, al Somontano, a la muerte, al amor, daban vida, creando ese lazo de unión y esa complicidad recíproca de dar y recibir, y dejándose mecer por esa magia de la palabra hecha poesía, consiguió que nadie quedara indiferente.
Otero afirmó que la belleza de un poema está en la emoción que transmite, y eso de sobras lo consiguió.
Así pues, enhorabuena, Sr. Pac, por ese don que Dios le ha dado,felicidades por haber elegido un marco tan maravilloso como San Miguel de Foces, muchas gracias.
Pero permitame que le recuerde según Eluard, "todo poeta valeroso tiene el deber de abrir un camino tan amplio como sea posible a la exaltación humana"."""
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ROSA PERTUSA

----NOTA___
Cuando tenga un poco de tiempo, pondré algo del recital, si me aclaro con este maldito trasto.

1 comentario:

Raphaël Zacharie de Izarra dijo...

Un texte peu connu de Paul Eluard

L'ECLAT DES BLES

Je marchais en direction des blés, le regard instinctivement attiré par l'azur. Juin chauffait la campagne, l'espace était rayonnant. Une colline devant moi rejoignait le ciel. Je la fixai tout en ralentissant légèrement le pas. Soudain un vent emporta mon esprit en direction de hauteurs inconnues.

Je fis un voyage extraordinaire, debout, pétrifié, les pieds bien posés sur le sol.

La tête ailleurs, je partis je ne sais où. Tout y brillait d'un éclat mystérieux. Un autre soleil pareil au soleil éclairait ce monde. Et je vis la colline, la même colline qui me faisait face. Mais avec une perception différente. La colline était vivante, je sentais en elle une essence vitale, une respiration intérieure. Elle échangeait des pensées supérieures avec l'azur qui lui aussi semblait imprégné de vie. Très vite je m'aperçus que toutes choses communiquaient avec l'ensemble du monde en se faisant passer entre elles un souffle universel plein de sagesse.

Les blés à côté de la colline formaient un choeur de millions de voix suaves, chaque tige ayant son chant propre, accordé avec tous les autres. La terre sous ces blés psalmodiait je ne sais quel étrange cantique. Le ciel avait pris un autre sens. Le bleu le définissait et je ne le nommais plus ciel mais le nommais Bleu. Les oiseaux dans les airs prenaient un prix infini. Créatures éternelles, rien ne pouvait les corrompre et leur vol se prolongeait dans des immensités sans fin.

Tout cela était à la fois tangible et impalpable, présent et invisible, proche et insaisissable.

Je redescendis aussi vite en moi que j'en étais sorti. Je me retrouvai les pieds toujours bien ancrés sur le sol, me réadaptant à la lumière du soleil habituel, qui me parut terne.

Dubitatif, perplexe et à la fois parfaitement convaincu de la réalité suprême de cette curieuse, inexprimable expérience que je venais de vivre, j'avançai vers le champ de blés comme si je devais poursuivre ma flânerie.

Poussé par une puissante intuition, je tendis la main vers une gerbe de blés pour la saisir.

Un éclair illumina ma main et la rendit transparente un bref, très bref instant. Si bref que l'oeil de la mouche l'a déjà oublié et que le soleil en doute encore.

Paul Eluard