lunes, diciembre 05, 2005

LA HISTORIA SE REPITE...

“Las olas de frío dejan situaciones tan lamentables como la que voy a relatar”

Y sin embargo había encontrado techo en aquel puente de los tres ojos, donde el aire descansaba al final del día. El vagabundo escudriñaba con la mirada fría el terreno para pasar la noche, buscando el refugio ideal para soportar las oscuras y largas horas del invierno. Sus pies cansados de “vagamundear” apartaban papeles y jeringuillas olvidadas de sombras de noche, con el miedo metido en su cuerpo miserable, protegiendo de alguna manera su triste vida.

Se entretuvo en colocar los cartones de una nevera sobre el suelo húmedo esperando que le diera el suficiente cobijo en su pesado dormir. Escuchaba el agua deslizarse a través de los ojos del puente esperando en su delirio noticias de aguas arriba. Escuchaba el viento romper en las paredes de piedra, laceradas y heridas con escritos soeces. Lamentaba su suerte mientras meditaba la situación que le había llevado a encontrarse sólo en este mundo.
Sentía hambre, pues no recordaba la última vez que había probado bocado. Miraba su inseparable botella de vino y se dejaba deslizar entre las sábanas de cartón hasta que el sopor invadió “la lucidez” de su cerebro.

La mañana llegó radiante, el sol empezó a calentar y los vencejos y estorninos alborotados empezaron el ir y venir a través de los ojos del puente buscando alimento, con chillidos estridentes en su volar.
El astro rey empezaba a dejar su cara despierta reflejada en el río mientras el vagabundo seguía inmóvil. Palomas asustadizas en pequeños vuelos, intentaban acercarse con miedo a la escena del puente. La botella seguía en su sitio, esperando el leve movimiento tan habitual en las mañanas por su dueño.

Dos jóvenes desde la otra orilla, desorientados y con la mirada impasible, encontraron acurrucado al vagabundo en su frío colchón.
.- Parece que duerme, dijo uno.
.- No parece que esta muerto, le contesto el otro
-. Tírale una piedra para despertarlo.
-. Parece que no se mueve.
-. Grítale. Tírale más piedras.
.- ¡Vámonos! No nos metamos en líos.

Y el vagabundo seguía inmóvil ante los ángeles, que velaban su cuerpo apedreado. Y sin embargo había encontrado techo en aquel puente de los tres ojos, donde el aire descansaba al final del día.

No hay comentarios: